Los amigos de sendero vienen del pasado


Una mirada a la historia del poder comunista.

Se ha venido ocultando desde el poder el avance del narcoterrorismo en los valles cocaleros de la selva y del llamado VRAE (valles del Apurímac y del Ene). Ya nadie discute que hubo una liberación desmedida de subversivos desde el gobierno de transición. El único vocero del Ejecutivo que tuvo el valor de decir la verdad del rebrote fue el presidente del Consejo de Ministros, Pedro Pablo Kuczynski, con información de primera mano que le fuera alcanzada por la Drug Enforcement Administration (DEA por sus siglas en inglés) y el Consejo Nacional de Inteligencia (CNI). Hasta el presidente Alejandro Toledo apoya a esa voz solitaria que se hizo eco no sólo de los pocos reportes de los servicios secretos, sino de alertas puntuales que hicieran pocos medios de comunicación entre los que se encontraba La Razón.

Los reportes desde las zonas de guerra —así hay que llamarlo por la declaratoria del estado de emergencia a raíz de las masacres de Palmapampa y Angashayacu— dan cuenta insistente de que los senderistas liberados desde el gobierno de transición ya están enrolados en las columnas terroristas del comité regional del Huallaga y del comité regional principal de Sendero Luminoso de Ayacucho y los territorios del VRAE.

Poco a poco la verdad se abre paso. Y se clarifica cómo es que fue esa mutación de un régimen duro y sin concesiones a Sendero a otro, paniagüista, permisivo y complaciente. Y nos enteramos, cada día que pasa, quién es de Sendero Luminoso y de su periferia, quiénes los han combatido en el terreno de las armas y de las ideas y la política.

De todo eso se ha hablado y muchos militares ejemplares que los derrotaron están pagando las consecuencias, con carcelería incluida. Pero lo que hasta ahora no se ha dicho es quiénes son los amigos de Sendero, sus primos ideológicos, los que propiciaron desde el Estado esa permisividad rayana con el delito y/o la seguridad interna y nacional, si medimos a las narcoguerrillas de la selva de acuerdo con los estándares internacionales.

Hay que decirlo de arranque y con propiedad que es una comunidad ideológica –y en esto tiene razón el experimentado legislador José Barba Caballero– de la izquierda marxista que se subió al coche del gobierno de Valentín Paniagua, de Acción Popular, a la caída del gobierno de Alberto Fujimori.

Tienen el común denominador de haber militado en las filas de tres agrupaciones de extrema izquierda en los años sesenta y setenta: Vanguardia Revolucionaria (VR), el Partido Comunista Revolucionario (PCR) y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). De yapa podemos decir que se han sumado algunos ex dirigentes del Partido Comunista que fuera pro moscovita.
La trama que caracteriza a esa gran cantidad de personajes que veremos en esta sucesión de entregas es precisamente que en sus años de formación universitaria fueron fervientes partidarios de la lucha armada para derruir el orden establecido y los tres primeros grupos (VR, PCR y MIR) comulgaban obviamente con el maoísmo clásico de la República Popular China y de los años de la turbulenta revolución cultural y los “guardias rojos” de Mao Tse Tung.

En consecuencia, han sido enemigos de la democracia representativa, a la que llamaba “democracia formal”, enemigos jurados de las Fuerzas Armadas y policiales, a las que denostaban como guardianes reaccionarios del orden establecido y mera prolongación represiva de los intereses del imperialismo norteamericano y de sus amaestradas burguesías criollas.
Para entender los hechos del presente hay que adentrarse a bucear en la historia que nos ayudará a entender la política del presente.

Historia de VR
El 30 de mayo de 1964, en una reunión clandestina, se formó Vanguardia Revolucionaria (VR), producto de la fusión de varios grupos subversivos. Fue su primer secretario general Ricardo Napurí (*). Otros líderes fundadores fueron Ricardo Letts Colmenares, César Benavides, Edmundo Murrugarra Florián y Jorge Villarán.
Una de las primeras tareas del grupo fue ganar a estudiantes de la Universidad Católica y otras universidades. Así serían captados Javier Diez Canseco, Oscar Dancourt Masías, Agustín Haya de la Torre, Eduardo Figari, Juan Sánchez Barba, Víctor Torres, Alfredo Stecher, Alberto Gonzales y Julio César Mezzich (1).
Todos ellos apoyaron las guerrillas iniciadas en 1965 por el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN).
VR apoyó a los sediciosos y tuvo contacto con los dirigentes del MIR y del ELN. Tanto es así que uno de los dirigentes de VR fue invitado por Luis de la Puente Uceda a conferenciar sobre la lucha armada a la base guerrillera de Mesa Pelada.

“Que se pudran (las FF.AA.) desde adentro”
Sin embargo, la subversión del MIR no triunfó. Y VR ubicó en estas causas el origen del “fracaso”: “Las guerrillas del MIR parecen no haber explotado correctamente el instrumento fundamental con el cual deben enfrentarse a las fuerzas armadas del poder burgués: el arma subjetiva, desmoralizarlos, cansarlos, no presentar frente, darles tiempo para que se corroan, ganarles la moral, descomponerlos internamente, esperar a que se pudran desde adentro” (Pág. 52 del libro de Ricardo Letts). (El subrayado es nuestro).

En ese momento se afirmaba que en un país como el nuestro no hay conquista del poder sin lucha armada, ni lucha armada revolucionaria sin un ejército revolucionario que le dé perspectiva duradera, estratégica, y posibilidad de triunfo final.
Por entonces gobernaba el país el primer gobierno del arquitecto Fernando Belaunde Terry (1963-1968) al que VR consideraba como un régimen antiobrero, antipopular, reaccionario y “representante de los intereses de la oligarquía peruana y del imperialismo norteamericano”. En fin, para VR, Belaunde y el Ministro de Hacienda Manuel Ulloa (1967-1968) eran el fiel reflejo de un país al que calificaban de “semifeudal” y “neocolonial”.

Violencia organizada
Revisando archivos encontramos que el primer programa de VR es del 15 de septiembre de 1968. En su parte medular (3) refiere en lo siguiente: “La etapa histórica que vivimos es la de ascensión al poder de las clases explotadas, de la destrucción de la sociedad capitalista y de la construcción de la nueva sociedad a través de formas socialistas. El partido bolchevique inaugura esta etapa para el mundo en Rusia en 1917. Y el Movimiento 26 de Julio la abre para América Latina, en Cuba en 1959. La experiencia histórica de la revolución mundial demuestra, en todos y cada uno de los casos, que existe una característica general que configura la estrategia revolucionaria y que consiste en el uso de la violencia organizada como instrumento fundamental para la conquista del poder por las clases explotadas y la destrucción del Estado burgués...”.

La guerrilla, lo más importante
El documento del Congreso de VR es elocuente: “A partir de un cierto momento se combinará con otras formas de lucha armada, y por efecto de la incorporación de las grandes masas obreras y campesinas del pueblo dará origen a la guerra popular. Por esto, y porque resulta la única posibilidad de darle continuidad a través del tiempo y de mantener la lucha armada (a pesar de la gran diferencia con el poderío táctico del enemigo), la guerrilla es la forma fundamental de lucha armada revolucionaria en el Perú. Resulta el germen de la Fuerza Móvil Estratégica, y también del futuro Ejército Popular. Elemento vital para una guerra prolongada cuya victoria sobrevendrá a largo plazo”. (Las negritas son del documento original).
Esta prédica fue la que llevó a VR a formar una “comisión militar” que, años después, en 1971, había tomado fuerza, tanto que la mayoría de sus activistas se llevaron “el íntegro de las armas y pertrechos del partido”. Sus atentados se harían sentir en 1971 y 1972. En años posteriores ese grupo se integraría a las huestes terroristas de Sendero Luminoso, con Julio César Mezzich a la cabeza. Nos referimos a la fracción Vanguardia Revolucionaria (Político Militar), VR(PM).

Diáspora y divisiones
Si VR nace en 1965, en 1970 empiezan las divisiones. Es cuando de VR sale la Tendencia Obrera Revolucionaria (TOR).
1971: del tronco matriz de VR salen el Partido Obrero Marxista Revolucionario (POMR), trotskista, y Vanguardia Revolucionaria- Político Militar (VR-PM).
1972: VR-PM se dividió en dos grupos y del POMR se desprendió el grupo Liga Comunista (LC).
1973: De LC salió otra cría: el Partido Socialista Internacional (PSI)

Nace el PCR de Dammert
1974 es año clave para el futuro de la izquierda que ahora se llama caviar: De uno de los VR-PM se desgajó el Partido Comunista Revolucionario (PCR), liderado por Manuel Dammert Ego-Aguirre. Las otras divisiones ya no interesan.
Para fines de los años setentas, en VR (y por extensión el PCR y el MIR) se afirma que la crisis política de situación pre-insurreccional exige tres frentes que los diferencien de Sendero Luminoso y posteriormente del MRTA que empezarían a comienzos de la década de los ochenta su aventura armada.
a-) Lucha legal, electoral, parlamentaria, municipal, en los medios de comunicación, etc.
b-) Lucha de las masas populares organizadas: paros, huelgas, mítines, tomas de tierra, de terrenos, fábricas, puentes, etc.
c-) Lucha que hace uso de la violencia, de las armas, de organizaciones de autodefensa armada.
El tercer congreso de VR en enero de 1983 analizó estos y otros problemas, incluido la Constitución de 1979: “La Constitución de 1979, al tener como base la defensa del régimen capitalista semicolonial y al tener como fundamento constitucional la defensa del orden económico liberal reaccionario, basado en una economía social de mercado, determina que los principios avanzados que ésta tiene sobre democracia y derechos ciudadanos, resulten negados en la práctica”. (pág. 43).

Viraje y nacimiento del PUM
En los años ’70 VR se integra al frente Unidad Democrática Popular (UDP) y publica el semanario Amauta, codirigido por Oscar Dancourt y Fernando Rospigliosi.
Conforme pasaban los años, en 1978 la izquierda peruana que asomaba a las fronteras del terrorismo, empieza a creer inviable el camino de la llamada “guerra popular”. Es cuando por primera vez participa en las elecciones de la Asamblea Constituyente que redactará la Carta de 1979, unos para negarla, como VR; y otros para reciclarse en el régimen democrático, como el PCR de Manuel Dammert y la vertiente del MIR, de donde procedían personajes tan singulares como el futuro comisionado de la Verdad y Reconciliación Carlos Tapia y el ex ministro de Justicia del Gobierno de transición, Diego García Sayán.
Era el mismo Diego García Sayán, en efecto procedente del MIR, quien junto con Edmundo Murrugarra y su posterior socio Mariano Valderrama, fueron los comisarios de sus respectivos grupos que pretendieron controlar un congreso de la Confederación Nacional Agraria (CNA) en Ica, en 1979, sin lograr sus propósitos ante la cerrada alianza de velasquistas del Partido Socialista Revolucionario (PSR) y moscovitas del PC (Unidad).

El nacimiento del PUM
En 1984, VR se fusiona con otros grupos para dar nacimiento al Partido Unificado Mariateguista (PUM). Nos referimos al MIR de Carlos Tapia y un sector del Partido Comunista Revolucionario (PCR) liderado por el sociólogo Santiago Pedraglio. Sus líderes principales fueron Javier Diez Canseco, Agustín Haya de la Torre, Santiago Pedraglio, Eduardo Cáceres y Carlos Tapia.
En el primer acto público del PUM, en el auditorio de la Conaco, “en la mesa central estuvieron Javier Diez Canseco, Agustín Haya, Edmundo Murrugarra, Oscar Ugarte y Andrés Luna Vargas, en representación de Vanguardia Revolucionaria. Por el Partido Comunista Revolucionario se hicieron presentes Santiago Pedraglio y Juan Arroyo” (...) “Carlos Tapia representó al MIR...”, recuerda el periodista Alvaro Rojas Samanez (*)(4).

Soberón en el vocero del MRTA
En el resumen anual de 1986 que hizo el vocero pro-emerretista Cambio escribieron y/o fueron entrevistados, junto a la senderista Sybila Arredondo, Javier Diez Canseco, Francisco Soberón y Pablo Rojas (5). En ese entonces Soberón reclama dialogar con los senderistas: “Hay violencia por parte de Sendero, pero se deben buscar los canales necesarios de diálogo para que haya la paz con justicia social que todos deseamos”, afirma.
Se trata del mismo Soberón de la Asociación Pro Derechos Humanos (Aprodeh), quien fuera miembro del comité central de Vanguardia Revolucionaria.

La diáspora final (10)
El PUM como partido no tuvo mayor vida, como refieren las publicaciones de octubre de 1998. Los sectores moderados del PUM, con Santiago Pedraglio y el senderólogo Carlos Tapia, llamados “zorros”, se alejaron de los “libios”, más radicales, y les seguirían los pasos Michel Azcueta, alcalde de Villa El Salvador, y el entonces diputado Julio Castro. Los “zorros” desde entonces fueron un ala socialdemócrata del “pumismo”.

(1) La República, 20/07/1996) “Nosotros dimos la batalla”, Ricardo Letts.
(2) “La izquierda peruana”, R. Letts.
(3) “Tercer Congreso Nacional de Vanguardia Revolucionaria” (pág. 8)
(4) Los partidos y los políticos en el Perú, editorial Acipaz-Perú, Lima, octava edición, 1991, pág. 473 y siguientes.
(5) Fotocopias del resumen anual de Cambio.

La Razón
03 de enero del 2006